Creo que siguieron siendo "rayajos" hasta que, ya cumplidos los ocho años, hice un amigo un año mayor que yo que dibujaba de maravilla, me quedaba fascinado viendo los dibujos que hacía y, por supuesto, yo quería dibujar como él.
Empecé a practicar y practicar utilizando los libros de cuentos que tenía por aquel entonces, así que, el dibujo que más veces realicé, probablemente fue el de Caperucita Roja.
Mi amigo y yo nos convertimos entonces en unos jóvenes emprendedores, ¿qué cómo?, pues vendiendo nuestros dibujos en el colegio, a una peseta los de menor dificultad ¡y hasta cinco pesetas los más difíciles!, por supuesto no nos podéis imaginar a los dos nadando sobre dinero, sobre todo porque al final, no cobrábamos a nadie, todos nos pedían los dibujos con el típico; "a mi me lo puedes regalar, soy tu amigo". Pues ya os digo que el que más nos pidieron fue el de Caperucita Roja, es que ese me tenía que salir de maravilla.
Como el negocio no nos fue muy bien, a parte que no creo que fuese muy legal copiar dibujos y menos con finalidad de lucro, al menos adquirí una afición por dibujar que, aunque nunca he superado la barrera de hacer dibujos de propia invención y sin copiar, me sirvió en muchas ocasiones para relajarme.
Hace ya bastante tiempo que dejé de dibujar a menudo como hacía antes, es por ello que aprovecharé este blog, para ir mostrando algunos de los dibujos que tengo guardados (la mayoría son de Goku, soy un poco friki al respecto), y recuperar un poco esta gran afición.
Espero que os gusten.
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